martes, 10 de agosto de 2010

El fenomeno religioso

Lo religioso no tiene mucho de fenómeno, no es algo nuevo, la humanidad ha estado siempre influenciada por concepciones religiosas y en algunas ocasiones regida por ellas. Desde la adoración de los antepasados a los astros y fenómenos naturales, hasta la creación de esa estructura llamada Religión, el ser humano ha considerado necesario poner su confianza y enmarcar su actuar en la figura de algo o alguien que está más allá de nuestra comprensión.

Por otra parte, para algunos seres humanos, no es necesario vivir influenciados por un ser espiritual con el que no se tiene contacto físico, y por ello han tomado la decisión de eliminar ese contexto religioso, estableciendo otras normas para regirse. En estos últimos años ha habido un cierto resurgimiento de lo religioso manifestado en una multitud de creencias extraídas, en su mayoría, de las cinco grandes religiones (Budismo, Islamismo, Hinduismo, Judaísmo y Cristianismo) que se entrecruzan en muchos casos sin un orden lógico.

De esta forma, de la mano con la sociedad de consumo de bienes mkateriales, aparece el consumo de bienes espirituales. Muchas personas, como si estuvieran en un centro comercial o en un supermercado, escogen con qué llenarse, algo de aquí y algo de allá, todo con el fin de acabar con el vacío y el sin sentido; No obstante, en la mayoría de los casos, terminar con un vacío y una confusión mayor, sin encontrar las tan anheladas respuestas. Bajo esta perspectiva de mercantilización de lo religioso abrimos la quinta edición de la Revista El Rollo, esperando que desde la Academia se brinde una respuesta o varias si se quiere, a lo que está sucediendo con el trinomio Religión- Hombre – Sociedad, para que el lector, que seguramente está en el centro tenga otro punto de vista, otra mirada que le permita realizar una construcción cognitiva más acertada en lo que a lo religioso se trata. Lejos de lo que se puede creer, la Academia sí tiene mucho que decir al respecto ya que es la encargada de darle al lector una mirada diferente, una perspectiva menos emocional y sentimental, más racional y objetiva.

No es un tema fácil, menos para una publicación que debe su existencia a una parroquia, que a su vez pertenece a una estructura religiosa definida, el riesgo de caer en la parcialidad es inmenso. Sin embargo, no la hemos jugado y abrimos el espacio para otras formas de pensar, sentir y percibir esta realidad, sin discriminaciones de ningún tipo, con el deseo de colaborar en la construcción de consensos a través de la pluralidad. Sólo así, el hombre moderno puede mantenerse centrado en la realidad y no con el intelecto y los sentidos embotados a causa de tanto reciclaje de dioses, rituales, ceremonias e incienso.

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