martes, 10 de agosto de 2010

La política en tiempo de elecciones

La política en América latina es un fenómeno bastante particular que rompe con los moldes establecidos en Europa e incluso en la misma Norte América, donde las estructuras y partidos suelen ser fuertes y gozar de cierto nivel de importancia para la sociedad. El ciudadano pareciera que no tiene tiempo para andar cambiando de partido cada que hay elecciones. Este aspecto reviste importancia porque los partidos logran tener en sus filas partidarios que exigen mejores propuestas, al fin y al cabo, son ellos los que eligen sus representantes y por lo tanto tienen las riendas del poder.

En América Latina no pasa igual, la masa generalmente pasa de un partido a otro, de un color que se opaca a otro que está de moda, no elige sus representantes por convicción y programa, lo hace en muchas ocasiones como si eligiera un desodorante, cuando este deja de cumplir su función, lo cambia por otro si ningún problema.

Los candidatos que buscan representar al pueblo ofrecen un cuento sustentado por la publicidad y se “venden” como imagen, estamos en una guerra donde priman más las poses y los ademanes que las propias ideas.

Colombia no es ajena a esta situación, hemos elegido presidentes porque registran bien ante una cámara, congresistas que hacen ruido en prensa y televisión, alcaldes “bonitos”. El programa de gobierno no interesa, incluso se han elegido representantes que no distinguen entre una corporación y otra, hecho grave desde todo punto de vista. El elector se encuentra entonces ante un gran mercado con múltiples opciones, y los candidatos efectivamente se anuncian como si fueran productos.

Pero la política sigue y eso la gente del común no lo tiene en cuenta, después de las elecciones, el circo en que se convierten nuestras contiendas electorales la cosa pasa a segundo plano, como si la política sólo se moviera en tiempo de elecciones y no durante el período que las separa.

Por esta razón El Rollo abre la puerta de su sexta edición para tratar de separar los términos política y tiempo de elecciones. La academia debe ser la primera que se exprese al respecto, que de una mirada más calmada, lejos del alboroto partidista.

Se acercan las elecciones para el Congreso de la República, un tiempo propicio para que los electores con decisión elijan unos candidatos que permitan una limpieza profunda de una de las corporaciones más corruptas del continente, da vergüenza el Congreso que tenemos, pero daría más vergüenza no cambiarlo y seguir en las mismas.

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